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La pregunta sobre cómo puede alguien llegar a suprimirse es de siempre y de todas las culturas, es una interrogación que jamás dejará a nadie indiferente. Una mirada.

Por: Orlando Solano Bárcenas

Publicado originalmente en https://www.las2orillas.co/

El suicidio no es un escándalo, ni una aberración, es simplemente la solución a un problema existencial. Los suicidios de hombres del o con poder son los que tal vez más llaman la atención del gran público (ver: Suicidas del poder I). En la tarea de crear tipologías de suicidios se han destacado Durkheim y el profesor francés Jean Baechler, cuya tipología pretende dar cuenta de las diferentes modalidades de suicidio (ver: Suicidas del poder II). Los casos de suicidio en Cuba han llamado mucho la atención en el mundo, el exilio considera que se dan en un medio social y político considerado propenso a la autosupresión de la vida; acusación de la cual se defiende el régimen diciendo que eso no es cierto por ser Cuba un país con altas tasas de necesidades satisfechas, ergo, un pueblo feliz ajeno a este tipo de conductas antirrevolucionarias, sobre todo cuando son realizadas por la dirigencia política (ver: Suicidas del poder III). Se analizó el fenómeno del suicidio en habitantes del territorio de la “isla”, siempre con la muy ideológica controversia con los salidos en exilio, lo que dificulta el análisis en plena objetividad (ver: Suicidas del poder IV ). La investigación de los casos de suicidio entre cubanos se extendió al “exilio”, un medio social y político considerado por el régimen como propenso a la autosupresión de la vida, reproche no aceptado por los idos; el esfuerzo de comprender el fenómeno del suicidio en la “diáspora” nos llevó a estudiar diferentes casos; y muy especialmente se estudiaron los casos de Fidel Castro Díaz-Balart y Miguel Ángel Quevedo (ver: Suicidas del poder V). Pasando a Uruguay se analizó el acto suicida del expresidente Baltasar Brum en su “lógica” y “situación” existencial de republicano integral defensor de la democracia liberal (ver: Suicidas del poder V).

Vida de Getulio Vargas

En la presente nota ciudadana estudiaremos el caso de suicidio del presidente de Brasil, Getulio Vargas, nacido en 1882 en el estado de Río Grande del Sur, en la ciudad de São Borja, en el seno de una familia gaucha, bajo el Imperio de Brasil. Prestó el servicio militar. Estudió Derecho. Ejerció la política. Murió el 24 de agosto de 1954 a los 72 años en Río de Janeiro, ahora bajo los Estados Unidos del Brasil. Descendiente de Amador Bueno, un paulista famoso del período colonial de Brasil. Se suicidó con un disparo al corazón dentro de su cuarto en el Palacio de Catete, Río de Janeiro. Practicante del agnosticismo. Miembro del Partido Republicano Riograndense – PRR y el PTB. Casado. Dejó cinco hijos. Fue miembro de la Academia Brasileña de Letras. Cuatro veces Presidente de la República de Brasil: 1930 – 1934 en el Gobierno Provisorio; 1934 – 1937, en el Gobierno Constitucional; 1937 – 1945, en el Estado Novo; en 1951 – 1954, fue presidente electo por voto directo. Siempre polémico, hasta en la forma de su muerte. El Brasil del siglo XX giró sobre su persona y obras. Aún hoy día su influencia es recurrente en la vida política del país. Dos partidos actuales se reclaman de su pensamiento político el Partido Democrático Laborista (PDT) y el Partido Laborista Brasileño (PTB). La historia de Brasil, país tan desconocido por el resto de Latinoamérica, es apasionante.

 Carrera política de Getulio Vargas

Fue intensa, fue elegido diputado estatal, reelecto en varias ocasiones, también diputado federal. Participó en contra de la Revolta Paulista de 1924 diciendo: «¡Ya llegó el fin de la era de los amotinamientos en los cuarteles y de los esfuerzos caudillescos, viniesen de donde vinieren!». Fue ministro de Hacienda, hizo la reforma monetaria y cambiaria. Fue presidente de Río Grande del Sur de 1928 – 1933. Apoyado por el PRR y el Partido Libertador. Puso fin al predominio de un caudillo, Borges de Medeiros en el estado, e inició un fuerte movimiento de oposición al gobierno federal, exigiendo el fin de la corrupción electoral a través de la implementación del voto secreto y universal. Creó el Banco del Estado de Río Grande del Sur, apoyó la creación de VARIG y unió a los partidos políticos de su estado (el PRR y el Partido Libertador), antes, eternamente rivales. – En la República Velha o Vieja (1889 – 1930), estaba en marcha en el Brasil la llamada «política del café com leite» (una especie de Frente Nacional colombiano), en la que se alternaban en el poder los políticos de São Paulo y Minas Gerais. Vargas se opuso a este juego del “café con leche” y le puso fin. Inició la marcha de la oposición a Washington Luís. – La revolución de 1930, iniciaría el derrocamiento de Washington Luís por la Alianza Liberal entre diferentes políticos de oposición de diferentes estados, quienes postularon como candidatos a las elecciones presidenciales a Getulio Vargas y João Pessoa. En torno de ellos se amplió la coalición de estados y partidos y con el apoyo de las clases medias de la sociedad brasileña y por hombres del «Tenentismo» – movimiento político – militar de jóvenes oficiales tenientes que reclamaban reformas de estructura de poder, suprimir el “ voto cautivo”, instaurar el voto secreto y la reforma a la educación pública. Ganaron y supuestamente les robaron las elecciones. Encabezó la movilización armada el 3 de octubre de 1930. Antes de iniciarse los combates de la segura guerra civil, fue depuesto por los militares el presidente Washington Luís, el 24 de octubre, formaron una junta de gobierno y seguidamente un Gobierno provisional (1930-1934) a cuya cabeza estuvo Getulio Vargas, con amplios poderes. La Constitución de 1891 fue anulada por él y se gobernó a través de decretos.

Gobiernos de Getulio Vargas

Vargas consiguió librarse de la influencia de los tenientes y gobernar solo con un ministerio y algunos gobernadores; creó el Ministerio de Trabajo, Industria y Comercio y el Ministerio de Educación y Salud; dio amnistía a los revolucionarios de la revolución de 1924 y a partidarios de Prestes. Modernizó el Estado. Creó el código de las aguas, la propaganda comercial en las radios, la Ley de Sindicalización, volviendo obligatoria la aprobación de los estatutos de los sindicatos por el Ministerio de Trabajo.  El 9 de julio de 1932, surgió la Revolución Constitucionalista de 1932 en el Estado de Sao Paulo contra la dictadura del «Gobierno Provisorio» y aprobación de una nuevaConstitución. Fue derrotada militarmente, pero se inició el proceso de democratización. En las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente, las mujeres votaron por primera vez en el Brasil en elecciones nacionales. El 16 de julio de 1934 fue sancionada y aprobada una nueva Constitución, y ese mismo día, el Congreso Nacional eligió, por voto indirecto, a Getulio Vargas como Presidente de la República. La nueva Constitución estuvo inspirada en la Constitución de Weimar e incorporó nuevos aspectos a la vida económica, social y política vinculados a la nacionalización de recursos, establecimiento de la enseñanza pública, religiosa, gratuita y obligatoria y finalmente la institución del Servicio Militar Obligatorio. Durante el Gobierno Constitucional (1934 – 1937) se enfrentaron las tendencias fascistas y comunistas. Vargas clausuró a estos últimos y llevó a prisión a varios de sus partidarios, principalmente los que llevaron a cabo la Intentona Comunista del 27 de noviembre de 1935. – A partir de ahí, siguieron los «estado de sitio» y la inestabilidad política, que culminó en el Nuevo Estado (1937 – 1945) mediante el golpe de estado de 1937, cuando se esperaban las elecciones presidenciales de enero de 1938, fue denunciado por el gobierno la existencia de un plan comunista para tomar el poder, conocido como Plan Cohen, llevado a cabo en el propio interior del gobierno por un capitán. Entonces, Getulio Vargas sin resistencia dio un golpe militar e instauró el Nuevo Estado, el día 10 de noviembre de 1937, que duró hasta el 29 de octubre de 1945; cerró el Congreso Nacional y creó una nueva constitución que le confería el control de los poderes Legislativo y Judicial. Por decreto – ley hizo desaparecer todos los partidos políticos. Hubo un intento de deponer a Getulio Vargas. Ese episodio fue conocido como el levante fundamentalista. Vargas reestructuró el Estado y decretó la profesionalización del servicio público con el Departamento Administrativo del Servicio Público y el IBGE. Abolió los impuestos en lasfronteras interestaduales y creó el impuesto a la renta. Se orientó cada vez más en la intervención estatal en la economía y en el nacionalismo económico, provocó un fuerte impulso en la industrialización. Adoptó la centralización administrativa como marca para crear una burocracia de estado fuerte, hasta entonces inexistente. Fueron creados, en ese periodo, el Consejo Nacional del Petróleo (CNP) (posteriormente llamada Petrobras, en 1951), la Compañía Siderúrgica Nacional (CSN), la Compañía Vale do Rio Doce, la Compañía Hidroeléctrica de São Francisco y la Fábrica Nacional de Motores (FNM), entre otros. Editó, en 1941, el Código Penal y el Código Procesal, todos hasta el día de hoy en vigor. En 1943, Getulio creó la CLT (Consolidación de las Leyes del Trabajo), garantizando la estabilidad del empleo después de diez años de servicio, descanso semanal, la reglamentación del trabajo de menores, de la mujer, del trabajo nocturno y fijando la jornada laboral en ocho horas de servicio. Fue así como se dio la consolidación del poder a través de la serie de medidas que reprimieron a las oposiciones, tales como la nominación de interventores para los Estados de estricta confianza y con buenas relaciones en sus Estados, la eliminación de los tenientes de 1930 de la fuerza política, la disciplina y profesionalización de las fuerzas armadas y la censura a los medios de comunicación realizada por el DIP (Departamento de Prensa y Propaganda). Ese órgano además era el encargado de difundir la ideología del Estado Novo, articulando la propaganda del gobierno y ejerciendo control sobre la prensa.

Getulio Vargas y la Segunda Guerra Mundial

Al igual que en Argentina, Brasil vivió buena parte de la Segunda Guerra Mundial bajo un régimen autoritario. Invocando razones de seguridad nacional tras el descubrimiento de supuestos planes de sublevación comunista, Getulio Vargas inició en 1937 el régimen de Estado Novo, en el cual quedaron abolidos los partidos políticos. El nombramiento de interventores en los Estados, el uso de la censura sobre la prensa gráfica y la persecución y encierro de opositores complementan el panorama político. La clausura de los canales políticos tradicionales y la imposición inconsulta de una Constitución inspirada en la Carta del Lavoro y en el régimen de Pilsudski enemistaron a Vargas con sectores de élite de varios estados que habían perdido parte de su capacidad para controlar las situaciones regionales, y en consecuencia, para influir en el ámbito nacional. Vargas tenía muchos vínculos con el tercer Reich, y hacía alarde de ser líder de un régimen que había dejado atrás a las decimonónicas doctrinas liberales y que había derrotado al comunismo. Mientras mantuvo esa postura, el Partido Comunista do Brasil (PCB) permaneció cerca de otras fuerzas políticas liberales y conservadoras, también aliadófilas y convencidas de que Vargas no era mucho más que el Mussolini de los trópicos. El brusco giro en política internacional descolocó a toda la oposición, que veía cómo el régimen pasó de entregarle a la Gestapo a Olga Benario, militante judeo-polaca de la III Internacional y esposa del secretario general del PCB, a considerarse el campeón de las democracias en la lucha contra el fascismo. Entonces, durante la Segunda Guerra Mundial, pese a sus doctrinas un tanto fascistas, Vargas mantuvo una posición neutral hasta 1941 cuando, durante la Conferencia de los países sudamericanos en Río de Janeiro, estos países decidieron, contrariando el criterio de Getulio, condenar los ataques japoneses a los Estados Unidos y romper las relaciones diplomáticas con Alemania, Italia y Japón. Alemania le hundió a Brasil con submarinos algunas embarcaciones en represalia al fin de la neutralidad brasileña; en reacción, en 1942 Brasil le declaró la guerra a Alemania y a Italia. Vargas y Roosevelt firmaron algunos convenios para financiar la construcción de la primera planta siderúrgica brasileña a cambio del permiso para la instalación de bases militares en Natal, en la región noreste. El 28 de enero de 1943, participaron en la Conferencia de Natal, de donde resultó la creación de la Fuerza Expedicionaria Brasileña (FEB), cuyo primer escuadrón fue enviado, en julio de 1944, para combatir en Italia. En junio de 1945, se declaró la guerra al Japón. Con la aproximación del fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, las presiones en pro de la “redemocratización” se hacían más fuertes. A pesar de algunas medidas tomadas, como la definición de una fecha para las próximas elecciones (2 de diciembre), la amnistía, la libertad de organización partidaria, y el compromiso de hacer elegir una nueva Asamblea Constituyente, Getulio Vargas fue depuesto el 29 de octubre de 1945, por un movimiento militar liderado por generales que componían su propio ministerio.

Último regreso al poder de Getulio Vargas y su legado político

Entre 1945 – 1950 Vargas estuvo alejado del poder. En las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente de 1946, Getulio Vargas fue electo senador por dos Estados: Río Grande del Sur y São Paulo, por el Partido Trabalhista Brasileiro (PTB). Por esta razón, fue también electo como representante en la Cámara de Diputados por siete Estados: Río Grande del Sur, São Paulo, Distrito Federal, Río de Janeiro, Minas Gerais, Bahía y Paraná. Asumió su mandato en el Senado Federal como representante gaucho, y ejerció su mandato como senador durante el periodo 1946-1949.  Entre 1950-1954 fue el período del Gobierno Electo que se inició el 3 de octubre de 1950 derrotando al UDN y al Partido Social Democrático (PSD). Un millón de votos paulistas le ayudaron en el triunfo. Tuvo un gobierno agitado con el «Manifiesto de los Coroneles» y el polémico aumento del salario mínimo en 100%. En este período fueron creadas la Petrobrás y la Eletrobrás. El 5 de agosto de 1954, un atentado a tiros de revólver mató al mayor de la aeronáutica Rubens Vaz y dejó herido al periodista Carlos Lacerda, creando una crisis política que llevó al suicidio de Getulio Vargas, en extrañas circunstancias, el día 24 de aquel mes.

El legado político y social y social de Getulio Vargas quedó en la llamada «La nueva política del Brasil» que le dio el control de la política nacional a los estados que participaron en la revolución de 1930; es más, todos los presidentes de entre 1930 a 1964, fueron gauchos o mineiros durante 46 años. Los partidos fundados por Getulio Vargas Partido Social Democrático – PSD (partido de los ex – interventores en el Estado Novo e intervencionista de la economía) y el antiguo Partido Trabalhista Brasileiro – PTB, dominaron la escena política desde 1946 hasta 1964. PSD, UDN y PTB, los mayores partidos políticos de aquel periodo eran liderado por mineiros (PSD y UDN) y por gauchos (el PTB). Tres tenientes de 1930 llegaron a la presidencia: Castelo Branco, Médici y Geisel. Y algunos ocuparon el segundo lugar en las elecciones presidenciales de 1955 y en las de 1945 y 1950. La influencia de los extenientes fue relevante. Getulio Vargas fue conciliador en la manera de hacer política y tuvo como su mayor adepto al exministro de Justicia, Tancredo Neves, y su mayor momento en la gran alianza política se formó en torno a Neves, controlando la transición del Régimen militar hacia la democracia, en 1984 – 1985. El estilo del gobierno de Vargas intentaba al mismo tiempo agradar a las élites y al proletariado, en posición típica del “populismo”. Esa alianza élite – proletariado se transformó típica en el Brasil, como la Alianza del PTB – PSD apoyada por el clandestino PCB entre los años 1946–1964, y actualmente con la alianza de PT – PP – PMDB – PL. Indudablemente Getulio Vargas fue entonces el creador del populismo en el Brasil. A partir de 1946 hasta 1964, el populismo tomaría impulso, teniendo entre sus principales exponentes a Adhemar de Barros, Jânio Quadros y João Goulart.

Getulio Vargas se balancea entre el fascismo y el liberalismo intervencionista de Estado

La personalidad, típica del fascismo y del comunismo y la representación contra la izquierda y la derecha serían, según algunos, repetidas en la Revolución de 1964, también llamada de la Dictadura Militar, implantada a partir de1964 hasta 1985. La fuerte represión al comunismo después de la Intentona Comunista, serían vueltas a poner en práctica por los militares en el régimen de 1964. El fantasma de las revoluciones comunistas inminentes se repetiría en 1964, aunque, en este caso, se debe dar importancia a la posición internacional por la Guerra fría. Algunos dicen que el suicidio de Getulio Vargas fue el responsable del golpe militar de 1964. Se cree que la indignación contra las fuerzas de derecha (en la época representadas por Carlos Lacerda y el UDN), fue responsable del suicidio de Getulio Vargas, impidiendo esta autosupresión que los militares llegaran al poder en febrero de 1954 en ocasión del «Manifiesto de los Coroneles», o en agosto de 1954, cuando se esperaba la deposición de Vargas.

La nueva economía del Brasil inaugurada por Getulio Vargas fue condenada como «paternalista» por intelectuales de izquierda, que lo acusaban de usar pequeños beneficios reformistas para intentar anular la influencia de la izquierda sobre el proletariado, deseando transformar a la clase obrera en un sector bajo su control, y asumir el control del movimiento obrero de forma análoga a la «Carta del Lavoro» del fascista italiano Benito Mussolini. Los defensores de Getulio Vargas contraatacaban diciendo que en ningún otro momento de la historia de Brasil hubo avances comparables en los derechos de los trabajadores. Los exponentes máximos de esta posición fueron João Goulart y Leonel Brizola, siendo Brizola considerado el último heredero político del «Getulismo», o de la «Era Vargas». La crítica de la derecha, y de los liberales, decía que estas leyes del trabajo perjudicarían a los trabajadores en el largo plazo porque aumentarían el llamado «costo Brasil», sobrecargando los costos de producción de muchas empresas, causando una inflación que destruiría los valores de los salarios, haciendo que las empresas brasileñas contrataran a menos trabajadores y se volviera difícil invertir en el Brasil. Así, según la crítica liberal, las leyes pro-trabajador generaron a largo plazo inflación y desempleo entre los trabajadores brasileños por muchos años. El “intervencionismo estatal” en la economía iniciada por Getulio sólo creció con el pasar de los años, alcanzando su máximo esplendor en el gobierno del exteniente de 1930 Ernesto Geisel durante la dictadura militar de la década de 1970. Solamente a partir del gobierno de Fernando Collor a inicios de 1990 se comenzó a hacer un desmonte del Estado intervencionista. Durante 60 años, después de 1930, todos los ministros de la cartera económica del gobierno federal fueron favorables a la intervención del Estado en la economía brasileña , con excepciones de pocos meses. Vargas convocaba a los trabajadores de Brasil con la frase «Trabalhadores do Brasil», siendo en realidad bien intencionado para con ellos y a tal punto que parecieron ser en ese momento el centro del escenario político nacional.

El suicidio de Getulio Vargas: “Dejo la vida para entrar en la historia”

El 5 de agosto de 1954, un atentado a tiros de revólver mató al mayor de la aeronáutica Rubens Vaz y dejó herido al periodista Carlos Lacerda, con este atentado se desató la crisis política que llevaría al suicidio de Getulio Vargas el 24 de agosto de 1954 cuando se hizo público en febrero el “Manifiesto de los Coroneles”. Para algunos historiadores el suicidio de Getulio Vargas fue el responsable del golpe militar de 1964. Se cree que la indignación contra las fuerzas de derecha (en la época representadas por Carlos Lacerda y el UDN), fue responsable del suicidio de Getulio Vargas, impidiendo que los militares llegaran al poder en febrero de 1954 en ocasión del «Manifiesto de los Coroneles», o en agosto de 1954, cuando se esperaba la deposición de Getulio.

Al parecer los últimos días del presidente Vargas revelan el aislamiento político y las amenazas que lo llevaron a un callejón sin salida. Así lo expresa en la Carta – testamento que dejara sobre la mesa de noche. Leída por la Radio Nacional, desde las primeras líneas el país se estremeció: «Te di mi vida. Ahora ofrezco mi muerte. No temo a nada. Serenamente doy el primer paso en el camino hacia la eternidad y salgo de la vida para entrar en la historia”. El disparo al corazón se lo hizo a las 8:30 am. A las 9:15 se dio la noticia. La gente se reunió en multitud en las calles. El diario de su principal enemigo, Carlos Lacerda, fue rodeado con furia por más de cien mil personas vociferantes. Luego desfilaron compungidas alrededor del féretro, yaciente en el antiguo Palacio Catete de Río. Miles se desmayaron o entraron en crisis nerviosas. Getulio había dicho días antes, en todas las formas: «Solo muerto dejaré Catete». Todos se preguntaban: ¿por qué se suicidó Getulio? La misma pregunta de siempre y que ya no puede dar sino el que se acaba de ir. Solo hay un medio para tratar de aclarar lo sucedido, los últimos momentos de Getulio. Y uno se destaca: el disparo hecho veinte días antes a Lacerda en el pie izquierdo, al amanecer frente a sus casa, y el otro disparo que hirió de muerte a su escolta, el comandante de la Fuerza Aérea Rubens Vaz. La opinión enseguida sindicó al gobierno de Vargas de realizar el atentado, y Lacerda lo hizo con Luther Vargas, el hijo del presidente, a quien llamaba «el hijo rico y degenerado del Padre de los Pobres”. En su periódico Lacerda publicó la foto de su pie herido (herida por lo demás discutida en su real existencia porque la historia clínica fue desaparecida). Y escribió Lacerda: «Acuso a un hombre de ser responsable de este crimen. Él es el protector de los ladrones, cuya impunidad les da la audacia de actos como esta noche. Este hombre es Getúlio Vargas». La oposición ahora tenía un cadáver, el del mayor Vaz.

Getulio exclamó: «Estos disparos me duelen en la espalda». Pero, el principal sospechoso fue Gregory Fortunato, jefe del guardaespaldas personal del presidente. El mismo día en el Congreso el líder mayoritario Gustavo Capanema leyó una declaración firmada por Vargas: «Hasta ahora consideraba a Lacerda como mi enemigo principal. Pero ahora lo considero mi enemigo número 2; número 1, el que causó el mayor daño a mi gobierno fue el hombre que atacó su vida «. Las sospechas siguieron recayendo sobre el entorno del presidente, ahora sobre un miembro de la guardia presidencial, Climério de Almeida. Las manifestaciones de protesta civil y militar estallaron en la capital federal, dejando al gobierno cada vez más cuestionado. Unas 5.000 personas asistieron al funeral de Vaz. Climério tomó la fuga. El día 8, Getulio decidió separar al guardaespaldas y permitir el registro de Catete para las investigaciones. Los adversarios no quedaron satisfechos. La oposición conservadora en el Congreso, la UDN (Unión Democrática Nacional), agrupados en la llamada Música Banda, conocida por el ruido que causó en el plenario con sus discursos inflamados y orquestados, comenzaron a exigir la renuncia de Vargas. La Fuerza Aérea, comenzó a protestar. Otras fuerzas la imitaron. Los militares le habían hecho oposición con mucha frecuencia. Sobre todo, a raíz del nombramiento de Joao Goulart, Jango, como Ministro de Trabajo. Fue considerado por los cuarteles como un notorio izquierdista, que había propuesto un aumento del 100% en el salario mínimo. Jorge finalmente fue derrocado por la presión de los militares. Los conservadores y los militares querían más y denunciaron un giro a la izquierda en el nacionalismo de Vargas. La suerte de Getulio comenzaba a abandonarlo. Las fuerzas civiles y militares insatisfechas con la dirección del gobierno redoblaron sus ataques para sacar a Getulio definitivamente del poder. El día 12, fecha de la misa del séptimo día del mayor Vaz en Candelaria, se inició una investigación policial-militar, en la Base Aérea de Galeão. Se arrestaron a sospechosos. Se escucharon testigos. El comercio cerró sus puertas. El gobernador Juscelino Kubitschek invitó al presidente a la inauguración de una acería en Minas Gerais, allí Vargas pronunciaría su discurso final. Habló duro: «Advierto a los eternos fomentadores de la provocación y el desorden que podré resistir». El 13, a su regreso a Río, encontró mayores revueltas. Un pistolero, Alcino do Nascimento, había sido arrestado y confesó haber disparado a Lacerda a petición de Climerio, que todavía estaba huyendo. Además, acusó de la autoría intelectual del ataque a Luther Vargas. Este, por recomendación expresa de su padre, se presentó espontáneamente al IPM y renunció a su inmunidad parlamentaria, y se puso a disposición para la investigación. Exclamó: «Soy víctima de una calumnia». El 16 de agosto, el ministro de Aeronáutica, Nero Moura, renunció. El 18, Climério fue arrestado y confesó haber recibido la orden de Gregory Fortunato, cuyo arresto ya había sido determinado por el IPM el 15. Se dice que Fortunato, después de apoyar otras versiones, terminó culpando por el ataque a Lacerda para proteger al que sería el verdadero culpable del crimen, Benjamin Vargas, Bejo, el hermano menor de Getúlio. Se cree que Lacerda también tenía la firme convicción de que Bejo era el autor intelectual del crimen. Pero, cada vez más se señalarían los nuevos y sospechosos vínculos de Fortunato con la familia del presidente. Uno de ellos fue la venta a precio irrisorio de una finca por el hijo más pequeño de Getulio, Manoel Antonio Vargas, Maneco, a uno que ganaba un sueldo muy bajo. Ante esto Getulio gritó: «Estoy en un mar de lodo». Y comenzó a derrumbarse. Sus ministros trataban de animarlo. El 21, el presidente recibió al vicepresidente, Café Filho, en el palacio, quien diez días antes se había reunido en secreto con Carlos Lacerda para conspirar contra su principal. Café le propuso a Getulio lo que había acordado previamente con Lacerda: la tesis de la renuncia conjunta del presidente y el vicepresidente. Getulio, quedó desconcertado. El 22 de agosto, un grupo de militares emitió un manifiesto exigiendo la renuncia inmediata del presidente. Los almirantes se sumaron a la Fuerza Aérea y también pidieron nuevamente la cabeza de Getulio. Les seguiría el Ejército, el 23. Un documento firmado por 27 generales circuló por los cuarteles y llegó a entenderse como una especie de ultimátum: «Los abajo firmantes (…) declaran juzgar como la mejor manera de tranquilizar al pueblo y mantener unidas las Fuerzas Armadas la renuncia del actual presidente de la República «.Los cuarteles estaban en estado de insurgencia. Getulio recibió la noticia alrededor de las 12:00 de la noche del 24 de agosto. El presidente les dijo que convocaría una reunión ministerial al día siguiente, el 25, para discutir la gravedad de la situación. Los militares le manifestaron que debía hacerlo ya, así fuera en pijamas. Reunidos sin llegar a ningún acuerdo, se levantó la reunión a las 4 de la mañana. Algunos ministros, aupados por la hija del presidente, Alzira Vargas, pidieron resistir. Otros dijeron que era mejor evitar el derramamiento de sangre por medio de la renuncia. Getulio escribió en su agenda: «Dado que el ministerio no ha llegado a una conclusión, lo decidiré. Determinaré que los ministros militares mantengan el orden público. Si se mantiene el orden, solicitaré una licencia». “De lo contrario, los rebeldes encontrarán mi cadáver aquí «. Es de anotar que, desde el 13 de agosto, Alzira Vargas había encontrado un borrador, escrito a lápiz por su padre, en el mismo tono: «Dejo el legado de mi muerte a mis enemigos». El 23, el día antes de la reunión ministerial, el periódico Última Hora, próximo a Vargas, había publicado un titular que también sería profético: Getulio para el pueblo: solamente muerto dejaré Catete.

Ya solo en su habitación, Getulio no pudo conciliar el sueño. Sus familiares trataron de animarle entre el amanecer y el alba. Alzira le traería la nota oficial escrita por el ex ministro de Justicia Tancredo Neves, anunciando la decisión presidencial de abandonar el cargo hasta que todos los cargos judiciales hubiesen sido debidamente resueltos. Getulio se negó a leer el mensaje y pidió que lo dejaran solo. En dos ocasiones, su hermano Benjamin también fue a la habitación, para darle dos malas noticias: el IPM estaba convocando a Bejo para que testificara de inmediato y los militares no habían aceptado la idea de una licencia simple. Los cuarteles insistieron en la destitución permanente del presidente. A las 8.30 de la mañana, se escuchó un disparo. Los miembros de la familia encontraron a Getulio agonizando, acostado en la cama, el agujero de bala estaba justo encima del monograma «GV» grabado en el bolsillo de su pijama, a través del cual fluía la sangre. «Cada gota de mi sangre será una llama inmortal en tu conciencia y sostendrá la vibración sagrada de la resistencia», decía un pasaje de la carta. Getúlio estaba ad-portas de un linchamiento moral sin precedentes. Getulio estaba profundamente consciente de su importancia como personaje histórico. “Su último gesto trágico debe entenderse dentro de esta dimensión», dice el historiador Jaime Pinsky. Es decir: el suicidio fue un acto político. «Prefirió protagonizar un teatro de tragedias en lugar de sufrir la humillación y el teatro patético que los opositores representarían con su renuncia». Según el historiador Marco Antonio Villa, autor de “Jango, un Perfil”, a los 72 años Vargas tenía cierto cansancio y una soledad no disimulada. » A lo largo de ese agosto, se sintió abandonado por sus antiguos aliados. Con toda su historia de vida, ya no se sometería a la renuncia o la derrota definitiva del exilio», dice. Para el presidente, la única forma de evitar la humillación de un insensato en su vida era el suicidio. Además, vivo, Getulio, o al menos su familia, tendrían que enfrentar la justicia. «La llamada República militar de Galeón continuaría hostigándolo, en un proceso que podría culminar en su arresto o el arresto de personas muy cercanas a él», dice Villa. De hecho, menos de un mes después de la muerte del presidente, el IPM que investigaba el atentado de Lacerda fue terminado y el hermano de Getulio, Benjamin, y su hijo Luther fueron absueltos.

Con el suicidio y la consiguiente conmoción nacional, Getulio convirtió su nombre en mito. «No fue una decisión fácil, pero la percepción de Getulio de sí mismo, de su papel histórico, trascendió su propia existencia terrenal, de carne y hueso», dice Jaime Pinsky. Así que los que conspiraron contra él tuvieron que esperar diez años para realizar sus planes golpistas. Antes de esto, a pesar de algunos intentos, no había clima político o apoyo popular para establecer la afrentosa dictadura de los militares. Solo exactamente una década después, en 1964, la ruidosa y extremista Banda de Música Udenista y el mismo ejército que había firmado el Manifiesto General pudieron llegar al poder después de derrocar al heredero directo del Getulismo, João Goulart. Getulio, al dispararse al corazón en 1954, obligó a los militares a quedarse de mala gana en los cuarteles, diez años más (Saio da vida para entrar na história”: 65 anos do suicídio de Getúlio Vargas.

Análisis del suicidio de Getulio Vargas

Siempre controvertido, el “camaleón gaucho” pasó a ser de un dictador que fundó el proyecto nacional brasileño, un presidente popular democráticamente elegido y solicitado por el pueblo, que movilizó la nación brasileña. Con su suicidio golpeó fuertemente al jefe de la oposición y desató el llanto de millones de brasileros. Es opinión de muchos que con su acto aplazó en diez años el golpe militar de 1964. Es por esto por lo que su suicidio no solo fue un acto “político” calculado, sino que es consistente con las características de su personalidad y los antecedentes familiares: un abogado deprimido y una historia marcada por otros dos miembros del núcleo familiar Vargas que se quitaron la vida.

Getulio Vargas comenzó a escribir sus diarios personales días antes de los preparativos para la Revolución de 1930. En ellos sus tendencias suicidas comienzan a aflorar. Por ejemplo, el 20 de octubre de 1930 escribió lo siguiente: “¿Cuántas veces he querido la muerte como la solución de la vida? Y después de todo, después de humillarme y casi rogarle a los demás que no sufrieran, ya sintiendo que todo era inútil, decidí irme por la vía de la revolución, yo, el hombre que siempre fui el más pacífico, había decidido morir. Y gané, ganamos todos, triunfó la Revolución”. En términos de su personalidad, Vargas con frecuencia presentó pensamientos depresivos e ideaciones suicidas. “Getulio dio señales al menos tres veces más de que podía hacer eso. Hoy, se diría que tenía depresión. Era un hombre aislado, de buen humor, muy afable, pero al mismo tiempo una isla. Estaba sujeto a presión y no se abría a nadie” (Juremir Machado, en el portal Terra).

El 3 de octubre, mes de la Revolución, Vargas comenzó el diario con una nota que reflejaba un estado depresivo. Confesó que, si sus planes para mejorar el país fallaban, él lo pagaría con su propia vida. En varias ocasiones manifestó tristeza e impotencia frente a la vida cotidiana, propias en las personas que sufren de depresión. El 1º de septiembre de 1939, escribió: “Todos caminan, van a los teatros y se divierten. En cambio, yo solo trabajo. Pero, no me quejo ni maldigo mi suerte. Solo sonrío a aquellos que suponen que este puesto es un gozo, y que estoy aquí para servirme y no para servir». Durante el tiempo que actúo como dictador, Getulio Vargas enfrentó la realidad con cansancio, en la posición de alguien que está insatisfecho. Esto por lo personal, ahora veamos por el lado familiar.

La de Getulio Vargas, una historia familiar de suicidios

La familia Vargas tiene tres suicidios conocidos, todos con disparos de revólver. El comportamiento suicida de los Varga, de tres generaciones, más que una maldición, es un gesto autodestructivo, un patrón de familias que tienden a la bipolaridad, algo paradigmático utilizado como arma política dado que alteró la historia de Brasil en la década de 1950 y todavía sirve como un modelo de valor patriótico. El primero fue la solución a la crisis política de 1954, el de Getulio (i). El hijo del presidente, Manuel Antonio Vargas, Maneco, también se mató, el 15 de enero de 1997, a la edad de ochenta, se dio un disparo al corazón con un revólver calibre 38; en su nota de suicidio escribió que no lo hacía para entrar a la historia sino simplemente para dejarla pasar. Era jugador compulsivo, lo que siempre le trajo problemas en el manejo de sus finanzas; en su vida hizo pinitos en política, pero su mayor ocupación fue la de finquero (ii). El 17 de julio de 2017, el nieto homónimo, Getúlio Dornelles Vargas Neto, hijo de Maneco, y llamado Getulinho se quitó la vida de un tiro en la cabeza; contaba 61 años y sufría de desarreglos mentales como él mismo lo había escrito en la nota de suicidio. Fue encontrado muerto por un empleado de la familia en la mañana en su apartamento en Porto Alegre. El delegado de la Comisaría de Policía de Homicidios de Porto Alegre dijo que fue suicidio. Según sus amigos, Getulinho era bastante humorista. Los ancianos dicen que se reía echando la cabeza hacia atrás, como lo hacía el abuelo Getulio. Amigos y familiares no entendían la razón del suicidio. Fue ranchero, estudió Administración, hizo política sin éxitos en varios intentos por descollar (iii).

Estos tres casos conocidos de suicidio de la familia Vargas les han permitido a algunos decir que ha habido en ellos una historia de depresión, seguida de autoeliminación, que en el caso de Getulio pareciera un sino trágico, pero que podría ser explicado por la medicina por seguir un patrón repetitivo que expresa causas que pueden ser biológicas y genéticas, y también sicológicas, al provocar el cuadro de la depresión el deseo de deshacerse del sufrimiento y la falta de perspectiva a través de la autodestrucción. El gesto puede ser impulsivo y premeditado al tener un componente genético común que los hace propensos a la depresión y la bipolaridad. «Nada impide que una persona bipolar se mate en el apogeo de la alegría cuando se siente frustrado por un hecho insignificante». Los Varga son un ejemplo de las más variadas motivaciones suicidas, no todas heroicas (Louis Antonio Girón).

La Carta-Testamento de Getulio Vargas

Como la del cubano Miguel Ángel Quevedo, en otro contexto, es también muy diciente y reflejo de la personalidad de Getulio. Existen tres versiones y sobre ellas se han tejido leyendas y consejas. Una constante de las tres es quees un documento dirigido al pueblo brasileño, escrito horas antes del suicidio ejecutado el 24 de agosto de 1954. Una de las notas de suicidio es manuscrita, las otras dos son mecanografiadas. Existe controversia en cuanto a la autenticidad del texto mecanografiado. También sobre su autenticidad. Veamos primero la manuscrita. La versión firmada solo fue publicada en 1967, por Alzira Vargas, y publicada en la revista O Cruzeiro.

«Dejo a la saña de mis enemigos el legado de mi muerte. – Me arrepiento de no haber podido hacer por este buen y generoso pueblo brasileño y especialmente por los más necesitados, todo lo bueno que pretendía. – La mentira, la calumnia, las más infundadas afirmaciones fueron generadas por la malignidad de enemigos rencorosos y gratuitos con una publicidad dirigida, sistemática y escandalosa. – Se acrecentó la debilidad de los amigos que no me defendieron desde las posiciones que ocupaban, es la felonía de hipócritas y traidores a los que beneficié con honores y mercedes y la insensibilidad moral de los sicarios que entregué a la justicia, contribuyendo todos a crear un falso ambiente en la opinión pública del país contra mi persona. – Si la mera renuncia del puesto al que me elevó el sufragio de la gente me permitiera vivir olvidado y tranquilo en el suelo de la Patria, con mucho gusto renunciaría. Pero tal renuncia sólo daría la oportunidad de, con más furia, perseguirme y humillarme. – Quieren destruirme a cualquier precio. Me volví peligroso para los poderosos del día y para las castas privilegiadas. Viejo y cansado, preferí rendir cuentas ante el Señor, no de crímenes que no he cometido, sino de intereses poderosos que he contradicho, a veces porque se oponían a los propios intereses nacionales, a veces porque explotaban despiadadamente a los pobres y a los humildes. – Dios sabe de mi amargura y sufrimiento. Que la sangre de un hombre inocente sirva para aplacar la ira de los fariseos. – Doy las gracias a los que me han traído la comodidad de su amistad desde cerca o lejos. – La respuesta de la gente vendrá más tarde…».

El texto mecanografiado, es atribuido al editor de los discursos de Vargas, el periodista José Soares Maciel Filho. De hecho, Maciel Filho confirmó a la familia del presidente que escribió la versión leída a la prensa, pero no dijo nada sobre haberla modificado. Dice:

«Una vez más las fuerzas y los intereses contra el pueblo se coordinaron y desencadenaron sobre mí. No me acusan, me insultan; no me combaten, difaman de mí; y no me dan el derecho a defenderme. Necesitan apagar mi voz e impedir mi acción, para que no continúe defendiendo, como siempre defendí, al pueblo y principalmente a los humildes. Sigo lo que el destino me ha impuesto. Después de décadas de dominio y expoliación de los grupos económicos y financieros internacionales, me hicieron jefe de una revolución que gané. Comencé la obra de liberación y establecí el régimen de libertad social. Tuve que renunciar. Volví al gobierno en los brazos del pueblo. – La campaña subterránea de los grupos internacionales se alió con grupos nacionales que se rebelaron contra el régimen de garantía del trabajo. La ley de trabajos extras fue interrumpida en el Congreso. Contra la justicia de la revisión del salario mínimo se desencadenaron los odios. – Quise crear la libertad nacional con la potencialización de nuestras riquezas a través de Petrobrás, apenas comenzó esta a funcionar la ola de agitación en su contra creció. Eletrobrás fue obstaculizada hasta el desespero. No quieren que el trabajador sea libre, que el pueblo sea independiente. – Asumí el gobierno dentro de una espiral inflacionaria que destruía los valores del trabajo. Las ganancias de las empresas extranjeras alcanzaban hasta el 500% anual. – En las declaraciones de valores de lo que importaban existían fraudes por más de 100 millones de dólares al año. Vino la crisis del café, se desvalorizó nuestro principal producto. Intentamos defender su precio y la respuesta fue una presión violenta sobre nuestra economía al punto de vernos obligados a ceder. – Vengo luchando mes a mes, día a día, hora a hora, resistiendo la presión constante, incesante, soportando todo en silencio, olvidando y renunciando a todo dentro de mí mismo, para defender al pueblo que ahora se queda desamparado. Nada más les puedo dar a no ser mi sangre. Si las aves de rapiña quieren la sangre de alguien, si quieren continuar chupando al pueblo brasileño, yo ofrezco mi vida en holocausto. – He luchado mes a mes, día a día, hora a hora, resistiendo la presión constante, incesante, apoyando todo en silencio, olvidando todo y renunciando a mí mismo, para defender a la gente que ahora cae indefensa. No puedo dar nada más que mi sangre. Si los pájaros rapaces quieren la sangre de alguien, quieren seguir chupando al pueblo brasileño, ofrezco mi vida en el holocausto. – Escojo este medio para estar siempre con ustedes. Cuando los humillen, sentirán mi alma sufriendo a vuestro lado. Cuando el hambre llame a vuestra puerta sentirán mi alma sufriendo a vuestro lado y en vuestros pechos habrá energía para luchar por ustedes y por vuestros hijos. Cuando los desprecien, sentirán en mi pensamiento la fuerza para que reaccionéis. – Mi sacrificio os mantendrá unidos y mi nombre será vuestra bandera de lucha. Cada gota de mi sangre será una llama inmortal en vuestra conciencia y mantendrá la sagrada vibración para resistir. Al odio respondo con perdón. Y a los que piensan que me derrotan respondo con mi victoria. Era un esclavo del pueblo y hoy me libero para la vida eterna. Pero este pueblo, de quien fui esclavo, no será más esclavo de nadie. —Mi sacrificio quedará para siempre en sus almas y mi sangre tendrá el precio de un rescate. – Luché contra la expoliación de Brasil. Luché con el pecho abierto. El odio, las infamias, la calumnia no abatirán mi ánimo. Les daré mi vida. Ahora les ofrezco mi muerte. No tengo miedo. Serenamente doy el primer paso al camino de la eternidad y salgo de la vida para entrar en la historia» (fechado el 24 de agosto de 1954, firma Getúlio Vargas, ver).

Con cualquiera de las versiones, la carta voluntad de Getulio Vargas es una denuncia escrita en un estilo contundente. En ella, Vargas nombra dos figuras muy mal vistas por la gran mayoría de la población brasileña en ese momento: los llamados barones de la riqueza, acusados de conspirar contra el país, y el imperialismo de los Estados Unidos al que acusa de entrar en conflicto contra la independencia de Brasil al oponerse que desarrollara autónomamente el área nuclear. Estas denuncias tuvieron un gran impacto. La población recibió el mensaje de que hubo una conspiración contra el gobierno de Vargas, la prueba es que el suicidio fue seguido por la fuga de Carlos Lacerda de Brasil y la ruptura en tendencias en todo el país. Otra visión de este suicidio es que Vargas hizo una renuncia al abandonar la pelea, ya que pudo organizar una resistencia con sus seguidores y no lo hizo. Fue el presidente elegido válidamente y estaba respaldado legalmente para resistir, aunque con condiciones políticas desfavorables. Sin embargo, la forma en que se rindió fue tan espectacular y contundente que terminó escondiendo el hecho de que no ofreció una resistencia valiente (Dandara Tinoco. El suicidio de Getulio Vargas fortaleció la popularidad del presidente, dicen los expertos, 23 de agosto de 2014 ).

Consecuencias del suicidio y las reacciones populares

Algunos dicen que el suicidio de Getulio Vargas pospuso el golpe militar que le tenían preparado para derrocarlo. El golpe de estado previsto se volvió entonces innecesario, luego de perpetrado el suicidio. Entre otras razones, porque había llegado al poder un político muy conservador, Café Filho. Se dio diez años después, en 1964. Ejecutado principalmente por los ex tenientes de 1930. Otros analistas consideran que el suicidio de Getulio le hizo pasar de acusado a la condición de víctima. El acto de Getulio preservó su popularidad y la del PTB e impedido que Café Filho, al faltarle un clima político favorable, llevase a cabo una investigación exhaustiva sobre las posibles irregularidades del último gobierno de Vargas. Además, el clima de conmoción popular debido a la muerte de Getulio facilitó la elección en 1955 de Juscelino Kubitschek a la presidencia de la república en fórmula con Joao Goulart (Jango) a la vicepresidencia; dupla que derrotó a la opositora UDN en calidad de herederos de Getulio Vargas. Carlos Lacerda, el acérrimo enemigo político de Getulio tuvo que huir del país, temeroso de una reacción violenta de los seguidores del Getulismo (Lara Tannus).

Getulio Vargas con su autoeliminación construyó su propio mito

El mito de Getulio Vargas se debe en gran medida a la trágica forma en que terminó sus días, así aumentó su popularidad al dar la impresión de martirio, de una autoinmolación, de un sacrificio con tonos políticos que lo consolidaba como un héroe popular. Con su acto, Vargas se ha enfrentado al aislamiento político desde su regreso al poder en 1951. Hubo resistencia al presidente en el Congreso y en la prensa, así como una preocupación constante en las Fuerzas Armadas. El suicidio no fue el acto de un hombre deprimido, un acto de desesperación, sino un acto de valentía. Fue un plan que llevó mucho tiempo. Desde 1930, Vargas tenía cinco o seis notas en las que colocaba el suicidio como una perspectiva de responder a sus oponentes. Nunca admitiría ir a la historia como un perdedor, como una gran vejación, que probablemente habría ocurrido si no se hubiera suicidado – el presidente tenía «una lectura precisa del escenario». – Habría dejado el palacio de Catete y posiblemente incluso deportado. Con eso en mente, decidió poner en marcha un plan de larga data. Sabía que su suicidio provocaría una reorganización inmediata de sus seguidores, que es lo que sucedió. Su muerte aseguró la continuidad del orden democrático. El episodio dramático ha cambiado abruptamente un escenario político que se consolidó en ese momento, puesto que venía siendo objeto de mucha oposición y su situación política se había vuelto insostenible. No podía permanecer en el poder y, si lo derrocaban o dimitía, se llevaría a cabo una campaña muy fuerte contra él y sus familiares. Hay que recordar que a partir de 1953 Vargas sufrió una oposición virulenta, especialmente por parte de la Unión Democrática Nacional (UDN), de la izquierdista ANL y del movimiento Integralista de Plinio Salgado, de tendencia fascistoide, todos con el decisivo apoyo de la oligarquía cafetalera, la cúpula militar y el gran capital, y de los más abyectos intereses imperialistas. El suicidio fue algo que cambió la tendencia de la política antivarguista. Fortaleció a todos los que estaban asociados con la figura de Vargas. Difícil descifrarla porque en ella conviven el revolucionario, el dictador, el reformador social y el demagogo. Sobre Vargas dijo Fernando Henrique Cardoso: “el itinerario humano, intelectual y político de un hombre que, a pesar de lo que uno piense de sus acciones y posiciones, tenía grandeza que sólo los estadistas tienen”. Vargas tiene su museo en el palacio de Catete, allí reposa el pijama que portaba el día del suicidio con el agujero de la bala, que también reposa al lado, junto a otros objetos personales. Se le ha dedicado una película «Getúlio – Last days of a president» de Joao Jardim. Se le celebra el Día Republicano con el lema «Dejo que la vida llegue a la memoria». Tiene consagrado un cineclub temático sobre su vida y milagros.

¿Valor o cobardía el suicidio de Getulio Vargas?

El suicidio de Getulio Vargas se produjo también, como el de Brum, bajo la forma de una oblación, al procurar “ofrecer” su persona en sacrificio por la causa de su partido, sus períodos de gobierno y del país («Te di mi vida. Ahora ofrezco mi muerte.”), al obligar a los militares golpistas a retrasar diez años el derrocamiento del gobierno legítimamente elegido por el pueblo, algo que él ya intuía debido a la soterrada animadversión de los cuarteles y de una oposición externa e interna – hasta de su propio gabinete – sobre los cuales se venga («Dejo el legado de mi muerte a mis enemigos»). En cierta forma, este acto de autoeliminación contribuyó a prolongar en ese lapso el sistema democrático brasileño hasta el golpe militar de 1964 porque la oposición quedó muy cuestionada (Lacerda debió salir huyendo del país) y el pueblo lloró a su líder. Estos son los aspectos de “valor” que han retenido los seguidores del “Getulismo”, sobre todo la lectura de que se trató de un acto heroico de gran contenido y cálculo político que, por lo demás, les dio buenos réditos políticos y burocráticos posteriormente al PTB, a Juscelino Kubitschek y a Joao Goulart.

Por el lado de los opositores de Getulio (tanto los de la derecha como los de la izquierda) el suicidio fue un acto de “cobardía” al no querer dar la pelea que se esperaba de un león de la política, de un hombre fuerte y batallador, de un “estadista”. Y sobre todo de felonía con la justicia, al hacerse pasar de acusado a víctima («No temo a nada. Serenamente doy el primer paso en el camino hacia la eternidad y salgo de la vida para entrar en la historia”).

Siendo todo suicidio acto complejo, el de Getulio Vargas, como toda autosupresión voluntaria de la vida, debe ser analizado bajo diferentes ángulos. Por ejemplo, el de la “agresión-venganza” y el del “sacrificio-oblación”, la “fuga” y…todo lo que jamás sabremos en profundidad de «libertad-necesidad». Aunque parezca sorprendente, el suicidio de Alan García, comparado con el de Getulio Vargas, y del cual parece calcado, posiblemente nos dará más adelante mayores luces sobre dos actos igualmente dolorosos.

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